"No se puede solamente escribir libros, es preciso que la vida nos arranque periódicamente del engaño del pensamiento".

Emmanuel Mounier

Los que escriben como hablan, por bien que hablen, escriben muy mal

Georges-Louis Leclerc

Creo, sinceramente, que cuando a un novelista le preguntan qué se propone al empezar a escribir una novela, debe responder: Terminarla cuanto antes

Juan Marsé -Si te dicen que caí­-

Saturday, March 25, 2006

Ricard de la Casa -Los principios de la historia-

LOS PRINCIPIOS DE LA HISTORIA
RICARD DE LA CASA

Uno de los puntos importantes en una obra es el comienzo, no importa que ésta sea un relato o una novela larga. ¡Hay que atrapar al lector! Por ello, la historia, no debe empezar con una larga y detallada descripción del personaje principal, quién y cómo es, ni siquiera del mundo que le rodea o de lo que hace todos los días.
La historia comienza cuando algo le sucede al protagonista. Cuando su rutina de todos los días cambia, cuando sus costumbres se rompen, cuando algo, pequeño o grande, sucede, o cuando algo extraordinario se manifiesta. Es decir, con un punto de tensión que altera lo habitual, y esto es uno de los puntos claves de toda buena historia.
Y si eso es cierto en todos los casos, se convierte en un requisito indispensable el que se cumpla en los relatos cortos o largos.
Los relatos requieren una extrema eficiencia y concreción. Cuanto más cortos más eficientes y concretos han de ser, pues apenas hay sitio para nada banal o superfluo. Los primeros párrafos deben incluir bastantes cosas para lograr asentar los primeros cimientos de forma estable. Hay que lograr introducir el carácter de la historia, el tono emocional desde el primer momento. Hay que presentar un coherente punto de vista a través del cual la historia será percibida.
Hay que proveer un marco en el que él protagonista se mueva. Si la historia tiene alguna idea especial, extraordinaria, no se debería dejar al lector hasta el final sin conocerla, si es posible debe mostrarla desde el principio, algunos piensan que dejándola como sorpresa final, se consigue el impacto necesario para cautivar al lector, sin darse cuenta de que el escritor construye la historia desde la primera palabra, y que unos buenos cimientos aseguran un buen edificio, dejarlo todo para el final es una de las peores estrategias a que el escritor puede encomendarse.
A menudo los principiantes acaban la historia justo donde un escritor experimentado la empieza. Hacen, de lo que debería ser un simple comienzo, toda una historia. El autor novel construye alrededor de una idea, a menudo demasiado esquemática. Cuando la idea está expuesta, acaba de forma inmediata, justo cuando empieza a atrapar al lector. La mayoría de las veces por simple temor a estropear aquello que ya han escrito, por miedo a no saber manejar los diálogos, o aprensión a una escena que exija más de dos personajes en la escena, o desconfianza en si mismo a no saber escribir una escena de acción. Una forma de solucionar esto es escribir siempre, cueste lo que cueste, una continuación de lo que se ha escrito, aunque se crea que no vale la pena, que no hay nada más que contar. La historia introduce un carácter o personaje, unas premisas, un tono, un marco y quizá un conflicto. Nada se resuelve hasta que se logra un clímax y se soluciona. Por un lado escribir esa continuación le ayudará incluso a tener más claro el relato que escribe y finalmente se dará cuenta si realmente aquello que escribe era tan sólo el comienzo de algo más ambicioso.
Existen algunos métodos, en realidad pequeños ejercicios, para lograr centrar la trama, tener más claro el entorno, las ideas que queremos utilizar, el carácter de los personajes etc, el material resultante es muy probable que no se utilice, finalmente en su totalidad, en realidad y la mayoría, será material de desecho, pero por un lado le habrá ayudado mucho más de lo uno puede llegar a sospechar y por otro, por el simple hecho de escribirlo, habrá servido para seguir trabajando recursos estilísticos, para tener más claro aquello que tiene en mente, como manejarlo y también para encontrar atajos en las múltiples formas de presentar una historia.
Escriba la primera escena de formas diferentes. Si puede, incluso, radicalmente distintas. Planteese los objetivos de esa primera escena en relación a su historia. Haga una lista de ellos según su importancia. Una vez las tenga todas escritas vea cuales de ellas cumplen mejor y en que proporción esos objetivos.
Puede empezar la primera escena describiendo algunos objetos que considere importantes. Visualizarlos, situarlos apropiadamente, darles la importancia adecuada, aquella que esté de acuerdo con su magnitud y trascendencia mediante la correcta utilización del lenguaje. Un ejemplo interesante es: trate de averiguar en una escena cualquiera de una película con quien hablará el personaje principal cuando éste entra en un lugar atestado de gente a través de la posición de la cámara y el tiempo que ésta permanece en esa situación. Cuando haya escrito las descripciones, pregúntese que información se proporciona a través de ellos, y si es realmente la información necesaria o, por el contrario, superflua.
Inicie la escena desde varios puntos de vista. Como Narrador (aquel que creamos más conveniente de los varios tipos existentes) o desde un punto de vista exterior al Narrador, como por ejemplo una reflexión, o un pensamiento, o a través de los ojos de un simple espectador. Intente introducir al personaje dando información sobre él y lo que sucede, sólo la información esencial, sin atosigar al lector. Cuando los tenga podrá observar la fuerza de cada uno de estos puntos de vista, y escoger aquél más adecuado a sus propósitos, aquél que le proporciona mayores cotas de captación de la atención del lector, de información sobre el personaje y tono general.
Uno de los inicios más cómodos son los diálogos, son también peligrosos, ya que exige la necesidad imperiosa de captar la atención del lector. Inicie la escena con unas pocas líneas de diálogo entre dos personajes de la historia, no demasiadas. Trate de que sean importantes para el argumento, de que den pistas sobre el carácter del personaje principal.
Finalmente inicie la primera escena con una descripción del lugar donde ocurre, incidiendo en detalles importantes de la trama y/o que nos cuenten algo sobre la personalidad del personaje principal. Esfuercese en encontrar caminos válidos para que esa descripción tenga la fuerza suficiente como para captar la atención del lector. De todos los comienzos es, desde luego, uno de los más débiles, pero algunas obras maestras se han iniciado con unas primorosas descripciones que me dejarían en muy mal lugar.
Una vez hecho todo esto puede estudiar hasta que punto le conviene utilizar uno, otro, o quizá la mezcla de varios para conseguir el tono justo de la historia. Desde luego todos esos ejercicios le habrán permitido realizar una buena síntesis del principio de la historia y le permitirán enfrentarse al resto de ella con una magníficas perspectivas. Y recuerde, no hay reglas fijas, goce probando nuevas formas de presentar la historia.

Ricard de la Casa -Los errores más comunes y como corregirlos-

Los errores más comunes y como corregirlos
Ricard de la Casa

Todos cometemos errores, es humano según dice la famosa cita en latín. Es importante que entendamos que, aún con mucha experiencia como bagaje, los seguimos cometiendo, otros errores, desde luego y en algunos casos los mismos, pero alguien también decía que somos la única especie que es capaz de tropezar con la misma piedra dos y tres y hasta cuatro veces. He aquí unos cuantos errores comunes de una obra. Algunos se deslizan casi sin darnos cuenta, y son difíciles de encontrar.

1/ El Personaje principal se vuelve pasivo
Eso suele suceder generalmente porque al cabo de poco tiempo en que nos hemos sumergido completamente en la elaboración de la obra, los personajes suelen cobrar "vida" en nuestro interior y algún personaje secundario toma mayor relevancia. Puede que sea porque el personaje principal ha dejado de gustarnos o justamente porque alguno de secundario nos agrada más o encontramos que la obra mejora o da más juego con ese personaje. Es fácil que suceda así, pensemos que los personajes que actúan de contrapunto del principal, suelen ser los "malos de la película" y estos son, en la mayoría de los casos, mucho más atractivos. En cualquier caso es un error. Desde luego seguimos siendo libres para hacer lo que nos venga en gana, pero seguirá siendo un error de planteamiento. Debemos entonces repasar el texto (las escenas) y ver donde el personaje se vuelve pasivo y devolverle la fuerza perdida. Si eso no nos apetece, o es muy complicado y acabamos prefiriendo al personaje secundario, deberíamos reestructurar la obra para el intercambio de roles o tener más un personaje principal, esta solución es un poquito más complicada, pero la experiencia vale la pena.

2/ No presentar al Personaje Principal en los primeros párrafos
El lector busca, tiene, quiere identificarse con el personaje principal, al menos quiere hallarlo rápidamente para saber como, y a quién prestar mayor atención. Es vital que en la primera escena, se presenten al personaje principal.

El comienzo es un tiempo delicado no sólo porque debemos captar la atención del lector, sino porque tenemos que presentar al personaje. Hay muchas formas de hacerlo, no se preocupe por ello, pero si no aparece, el lector tiende a confundirse y creer que algún secundario es el principal (por desgracia somos de costumbres fijas)

y cuando éste aparece, la confusión se hace mayor y puede llegar a molestar. Intente mostrar alguna emoción del personaje, eso le servirá para darle profundidad, para caracterizarlo, sin necesidad de describirlo completamente. Ese es un punto importante, no lo haga de forma descarada, sensiblera ni gratuita, la inclusión debe ser natural, si no es así recomponga la escena hasta conseguirlo.

3/ Derrochar Ideas - Argumentos - Caracteres
Un error típico de principiante. Tenemos demasiadas ideas en la cabeza y las queremos meter todas para dar una sensación de complejidad de la trama, de riqueza, no es necesario en absoluto. Servirá, como mucho, para que el lector avezado se de cuenta de la falta de seguridad en nosotros mismos. A menudo utilizamos un personaje para explicar una cosa en el primer capítulo, otro en el segundo, otro en el tercero. Hay que aprovechar a los mismos, utilizarlos más intensamente, eso les dará mayor profundidad psicológica y por ello facilitaremos la labor del lector para seguir la trama. Al utilizar los mismos personajes secundarios y aunque estos no puedan mostrar cambios importantes en su carácter, se debería escoger algunos, por ejemplo el que de la réplica al personaje principal, para mostrar pequeños cambios.

4/ ¿Qué estoy haciendo yo aquí?
No se desespere, a todos les pasa, hasta el más experimentado. Es simplemente falta de previsión, falta de un esquema general del relato o de la novela. Y nos pasa porque a pesar de tener las cosas muy controladas, a todos nos gusta dejar correr la imaginación y ver a donde nos lleva la escena en la que estamos metidos. Tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Es bueno que antes de empezar hallamos diseñado la obra en sus partes principales: personajes, conflictos, escenas. Sólo así sabemos por donde vamos y si nos desviamos deberíamos tener una buena razón. Experimentar no es malo, pero cuanto más organizados estemos, mejor sacaremos provecho de esa experimentación, pues un buen escritor no debería pasar toda una vida escribiendo una sola novela.


5/ Diálogo
Es una parte fundamental en la obra, cuanto más larga sea ésta, más importante se vuelve. Pero tampoco se obsesione con ello. Intente no dejar soliloquios, conferencias, largas parrafadas ni explicaciones. Un sistema sencillo de comprobar si vamos por buen camino es visualizar la hoja de papel como si fuera una imagen, si hay mucho texto quiere decir que hay una pobreza de diálogo, si hay mucho espacio en blanco pasa lo contrario, estamos abusando de él. Con todo, sólo usted puede evaluar si en una escena es necesario más o menos cantidad de diálogo.
Tenga cuidado con el Slang, con los dialectos, si los utiliza debe intentar que el lector pueda interpretar correctamente sus significados. Debemos buscar la manera para que quede claro lo que se está intentando decir. No tema utilizar "dijo" en los diálogos, esa palabra se utiliza normalmente en el 90% de las ocasiones. Desde luego debe intercarlarse con otras palabras, sobre todo cuando el personaje hace algo o lo dice de cierta manera, pero intente mostrar esas emociones, no de señalarlas simplemente.

6/ Parar demasiado pronto
Otro fallo de escritor novel. Estamos tan ansiosos por acabar una obra (llevamos tantas inacabadas...) que generalmente precipitamos el fin. Las historias acaban demasiado abruptamente (habitualmente por falta de un esquema general). Fuércese a continuar escribiendo cuando crea que ya ha acabado, normalmente podemos encontrarnos con una sorpresa. Y en todo caso si no consigue mejorarla será un excelente ejercicio.

7/ No dejar descansar la historia
Cuando acabamos una historia estamos demasiado metidos en ella. Somos incapaces de juzgarla con absoluta imparcialidad. Hay que darse tiempo para olvidarse - distanciarse, y dependiendo de nuestro trabajo estar al menos unos días - semanas alejados de ella. Una vez ha pasado ese tiempo, hace falta chequear la historia para una aceptación general, leerla como lector -directamente- sin pretender ni pensar en corregir - cambiar etc.

8/ No ensayar comienzos diferentes.
No valoramos nuestra capacidad en su justa medida, sea por arriba o por abajo. Quizá el principio escogido no sea el más adecuado aunque lo parezca. Una vez se tiene la historia, se debería ensayar varios comienzos alternativos, no muy complejos, sólo dos o tres párrafos, de forma rápida, escogiendo diferentes formas de presentar la información, puntos de entrada en la historia. Una vez que eso se hace varias veces, se vuelve algo natural en nosotros y aprovecharemos mejor todo nuestro potencial creativo

9/ No planear el clímax desde el principio
Una cosa es la previsión, la organización, tener un esquema general del relato o de la novela y otra llegar hasta el extremo de tener previsto hasta el clímax, algo que ocurre generalmente al final de la novela. No debemos atarnos las manos hasta ese extremo y dejarnos la posibilidad de cambios. Es evidente que deberíamos desarrollarla de acuerdo con la promesa original, pero que eso no nos coarte como para que la obra se convierta en algo rígido.

10/ Tomar demasiado tiempo para repasar
Más que error, vicio que hace falta erradicar. Corrija todo lo que crea necesario, pero defina un tiempo concreto para ello, sino esta abocado a la necesidad ilógica de corregir un texto cada vez que lo lea y eso más que ralentizar su producción acabará paralizándola. Acepte como artículo de fe que toda obra es susceptible de mejora, y que nosotros mismos evolucionamos y que con ello nuestra capacidad y experiencia aumenta. Tenemos que parar en algún momento sino estaremos siempre dando vueltas al mismo molino.

11/ Estructuras ilógicas
Un error del que hay que huir como del diablo. La obra se sustenta en una realidad (incluida la ciencia ficción y la fantasía más desbocada), la que el escritor desea y debe aferrarse a ella. Debe respetarse a si mismo y sobre todo al lector. Construirla de forma inverosímil o fuera de contacto de la realidad hará que la gente no se crea lo que esta leyendo, pensarán con toda razón que usted, el escritor, les está tomando el pelo, se molestarán y simplemente dejarán de leerla. La obra ha de ser consistente con todos sus planteamientos y ser honestos con ellos. Y sobre todo, al final del relato o la novela, no se saque un conejo de la chistera para solucionar sus fallos de estructura, sólo conseguirá hacer más visibles estos.

Ricard de la Casa -Diez consejos prácticos-

Diez Consejos prácticos
por Ricard de la Casa


Ricard de la Casa es autor de ciencia ficción y ha publicado los libros Sota presió y Mes enllá de la equació QWR. Ha ganado el Premio Juli Verne y el Premio Domingo Santos. Además, es coeditor de BEM.

¿Siente usted la necesidad de escribir? ¿De volcar fuera todo aquello que tiene dentro? Aquí tiene unos cuantos consejos que podrán, sin duda, ayudarle.

1/ Escribir, escribir y escribir
Uno puede estudiar todo lo que quiera, asistir a tantos Workshops como desee, pero no hay mejor ejercicio para progresar que escribir. Nada puede sustituirlo. Sólo escribiendo podrá analizar sus virtudes y errores, sólo así podrá desentrañar su estilo, sólo así aflorará lo mejor de usted.

2/ Temas (El concepto de la página vacía)
Enfrentarse a una página en blanco es un error, deberíamos tener ideas a punto de desarrollar. Aunque escribir es también costumbre y método, es bueno que nuestra mente este siempre en movimiento, creando mientras caminamos, comemos, es decir mientras vivimos debemos engendrar en nuestro interior para después volcarlo al exterior. Para ello...
A/ Observe el mundo, todo es interesante, todo tiene una belleza intrínseca. Sólo debemos acostumbrarnos a tener una mente que lo capte.
B/ Todo lo cotidiano que nos rodea es susceptible de ser tomado por nosotros. Las personas, las situaciones, las palabras, los colores.
C/ Y finalmente recuerde que no hay condiciones. Ser escritor significa ser libre y por lo tanto puede investigar, elucubrar, probar tanto como quiera, nuestro único limite es nuestra mente.

3/ Luchar contra el yo interior que no desea escribir.
No se martirice pensando que usted es el único al que le cuesta escribir. A todos (o a casi todos) nos cuesta. Para ello nada mejor que...
A.- Sistematizar el trabajo, es la mejor manera de avanzar en todos nuestros proyectos creativos. Así se acostumbrará a unas rutinas que le ayudarán a escribir como quien conduce, casi sin pensar estará escribiendo en su ordenador.
B.- Quedar con amigos para leer lo escrito. Es una manera de que exista una obligación y eso le ayudará a plantearse más seriamente la necesidad de escribir.
C.- Premiarse a si mismo después de escribir. Es una manera magnífica de hacer las cosas. Escoja algo que le guste especialmente

4/ Olvidarse de revisar constantemente
Ya tendrá tiempo para eso. Revisar es interrumpir el proceso creativo. No se ponga a revisar sin más. Sólo hágalo cuando haya concluido el capítulo o escena (y ni eso, si siente que todo bulle en su cabeza, no abandone por nada ni por nadie), o también cuando va a iniciar una nueva sesión. En ese caso revisar las páginas anteriores puede ayudarle a preparar su cuerpo y su mente para una nueva sesión, justo colocarle con el ánimo adecuado para proseguir la narración. Abandone simplemente la revisión en cuanto sienta de forma incontenible que la mente se le dispara y los dedos buscan el teclado con fruición. Esa es una sensación maravillosa.

5/ Construir el edificio por partes
No quiera empezar la obra sin más. Toda gran obra tiene detrás un trabajo importante, gestando los personajes, ligando tramas, preparando conflictos. Estudie primero las escenas necesarias para desarrollar el argumento general. Algunos escritores parecen que simplemente se sientan y empiezan a escribir, en realidad tienen detrás mucha experiencia, tienen todo pensado en su cabeza y sólo deben pasarlo a papel (y desarrollarlo por supuesto). Lo mejor es preparar las escenas necesarias (lo que ocurre en cada una de ellas), tener definidos los personajes y los conflictos, es decir tener la estructura del edificio, sólo entonces podemos empezar realmente a escribir nuestra historia.

6/ No creernos que somos unos genios ni unos desastres
Aunque también los hay, eso no va, desde luego, con nosotros, así que podemos y debemos trabajar para conseguir aquello que queremos. Necesitamos un poco de paciencia, perseverancia, un poco de gusto, pero todo eso lo podemos adquirir. Sólo hay una cosa que no la podemos substituir, pero eso ya lo tiene, sino no estaría leyendo esto: ganas de escribir.

7/ No utilizar la escritura para ser más interesantes a los ojos de la gente
La gente utiliza todo tipo de artimañas para llamar la atención de los demás, para sentirse importante. Usted es libre de utilizar este método para ello, pero hay otros mucho más sencillos y tan buenos como este, menos costosos y retorcidos. Pero si lo hace por eso y luego resulta que usted es un gran escritor ¡bienvenido sea!

8/ Detalles reales, nunca personajes reales
Parece una contradicción y lo es. Pero existe una respuesta. Los detalles no tienen personalidad propia, no tienen vida, en cambio las personas si, y pueden variar, alejándolo de su personaje y usted se encontrará en un dilema, o puede no tenerlo a mano cuando lo necesite o le interese. Es más sencillo tomar detalles de aquí y de allí y construir sus propios personajes. Le garantizo que en pocas páginas cobrarán vida propia en su mente y estarán tan vivos como los que deambulan a su alrededor y todo eso con una enorme ventaja: ¡No le demandarán en los tribunales por utilizar su imagen!

9/ No decir que un personaje esta triste ¡Muéstrelo!
Hay que dar alas a los lectores para que sean ellos los que imaginen que está ocurriendo. Esa es una regla básica, nunca diga que emociones tienen los personajes, muéstrelos a través del diálogo, de los gestos, de su comportamiento. Lo otro sería empobrecer el texto, acotar la imaginación del lector.

10/ Haga que las obsesiones trabajen para usted.
Todos tenemos problemas, todos tenemos obsesiones, manías. Una buena manera de trabajar es conseguir que todo esto trabaje a nuestro favor y no al contrario. Sepa sacar partido de todo aquello que le afecta y vuélquelo en forma de experiencia a su obra. Seguro que la enriquecerá.

11/ No escribir la Opera Prima de nuestra vida en primer lugar
¿Dije 10 consejos? Aquí aplico el segundo consejo. Me salto a la torera la necesidad de acabar en el punto anterior si creo que vale la pena hacerlo ¿tengo razón? Usted me lo dirá. Nunca debería de enfrentarse al papel (es una posición incómoda), sino tomarlo como un amigo en el que se vuelcan las confidencias, pero sobre todo no debe tomarse como si uno fuera a escribir la octava maravilla del mundo. Todo llegará y ya habrá tiempo para enfrentarse a esa obsesión, aplique el consejo 10 y deje que de momento eso le enriquezca y no se plantee nada muy largo, ni muy grande, ni muy importante. Sólo después de que haya acabado, la haya revisado valórela en su justa medida.

12/ Mantenerse en forma
Alimente su espíritu. Déle de comer (como a su estómago). Véase son los amigos y charle de sus obras y de las de ellos, asista a tertulias, acuda a congresos, conferencias, reuniones. En definitiva enriquézcase como una forma más de mantener y acrecentar una mente despierta y creativa. No deje que el mundo le venza. Y sobre todo escriba, escriba y escriba.

Ricard de la Casa -Estructura de una obra-

Estructura de una obra
Ricard de la Casa


La novela puede dividirse en tres fases importantes. El tempo de las mismas, puede alargarse o acortarse, al final y al cabo las reglas están para saltárselas. En una buena novela, sin embargo se podrá identificar fácilmente todas esas partes. A continuación he aquí algunos ejercicios que puede realizar para profundizar en los aspectos de las secuencias, tiempo, etc.

El Comienzo
El principio de una novela es el momento más delicado, nunca se la juega uno tanto como en esos primeros párrafos y páginas. El lector debe sentirse atraído como un imán por nuestra prosa, hay muchos métodos para conseguir eso, pero no olvidemos que debemos ser honestos, con nosotros y sobre todo con los lectores. Debemos situar, dar a conocer al personaje central (o personajes).

La Zona intermedia
El Medio no es tan delicado como el principio, por cuanto será difícil que el lector nos abandone, a menos, claro está, que lo matemos de puro aburrimiento. Sin embargo aquí es donde se desarrollará todo lo que en el Comienzo se presentaba. Aquí los personajes cogerán entidad propia, donde los conflictos adquirirán todo su esplendor, la problemática debería aumentar su dramatismo y en definitiva dejar al lector, con un ansia por ver como las cosas van a resolverse.
Ejercicios:

El final
Acabar la novela es también un momento delicado, aunque menor en importancia que el principio. Muchas novelas después de magníficos comienzos y estupendos Zonas Medias, se hunden en la miseria de un final precipitado, por cansancio (ya llevamos mucho tiempo invertido en la novela o relato), por falta de tiempo (debemos entregarla al editor, enviarla a ese Premio tan suculento, o dedicarse simplemente a otras necesidades imperiosas), o sobre todo, por exceso de páginas que nos obliga a cerrarla sin contemplaciones (y el error en ese caso es de planteamiento inicial de las escenas). No se deje vencer por nada. Acabar bien es, ante todo, primordial, incluido el último párrafo, este ha de ser pensado como la primera frase y debería servir para resumir la novela de forma completa. Hay que concluir todos los conflictos, no dejar cabos sueltos y que la acción llegue a su punto culminante en el momentos justo, de forma natural, sin avanzarlo ni retrasarlo.

Friday, March 24, 2006

Xosé Castro -Diez errores frecuentes de revisores y traductores-

Diez errores frecuentes de revisores y traductores
Xosé Castro


Lista sumaria de errores con los que tropezamos con frecuencia traductores y revisores:

Oír y escuchar. Cada vez se usa más el segundo verbo con el sentido del primero. Como dice el lingüista Martínez de Sousa, para oír sólo es necesario tener oídos sanos, pero para escuchar, debe prestarse atención, debe "querer oírse".
García Yebra lo resuelve al recordar una anécdota que le sucedió mientras daba una conferencia: «En cierto momento, se levantó una señora que estaba al fondo del aula y dijo "Señor García, aquí atrás no se le escucha". García respondió: "Si han venido a la conferencia es porque me escuchan, lo que pasa es que no me oyen". Estos son unos ejemplos de mal uso extraídos de la prensa española de esta semana: *Se escucharon unos disparos, *Podían escucharse voces supuestamente fantasmales.
El "tema"de siempre. Un viejo conocido de todos. La palabra tema se ha convertido en una muletilla que sustituye, en función del contexto, a estas palabras: problema, asunto, cuestión, duda, razón, esquema, proposición, etc.: *Los ministros tratarán el tema del paro (problema); *Ése es el tema: votar o no votar (dilema, cuestión). Hay que recordar, además, que cuando la palabra tema va en femenino, como en el refrán Cada loco con su tema, sólo puede referirse a una obstinación, manía u obcecación por algo.
El y/o. El lío, diría yo. No es raro leer en la prensa anuncios como este que recorté hace poco de un diario español: "Buscamos traductores y editores (sic) con dominio de inglés y/o francés". Con independencia del barbarismo -más grave por tratarse de una agencia de traducciones- de llamar editores a los revisores, es obvio que sobra esa anglicada conjunción y/o (and/or), que debería ser una simple "o". La connotación de la cópula española "o" no tiene un carácter tan excluyente como la inglesa "or", es decir: si escribimos "inglés o francés" no excluiremos de la selección de candidatos a los traductores que sepan ambos idiomas.
Es por ello/esto... Por qué será que... Dos circunloquios. Como anécdota, recuerdo ahora que un dúo cómico español, llamado "Martes y Trece", además de parodiar a Julio Iglesias, Rocío Jurado y a cualquier famoso que se pusiera a tiro, criticaban con mucho humor la forma de hablar de esta gente... y del resto. Hicieron de la frase "Es por ello" su lema durante un tiempo. También le dieron un buen repaso al abuso del "gerundio de boletín" (citado en un número anterior de Apuntes) durante una temporada en la que sólo se expresaban con gerundios: "Bueno, nosotros yéndonos que teniendo prisa, eh".Me he acordado de estos dos circunloquios que se encuentran con a veces en las traducciones porque estoy escuchando la canción "Eliminación de los feos" del Gran Combo de Puerto Rico, cuyo estribillo reza: "¿Y por qué será que los eliminan?". Pues esta fabulosa canción se ahorraría un par acordes si dijeran "¿Y por qué los eliminan?". Lo mismo le pasa a una canción del dúo Donato y Stefano en la que dicen "Es por eso que estando contigo, me siento como en verano"; con un "Por eso cuando estoy contigo..." bastaba.
Incluso, inclusive e incluido. Un error abundante en el lenguaje hablado. Los dos primeros son adverbios y proceden del latino inclusus, pero actualmente no significan lo mismo. "Incluso" significa "con inclusión, inclusivamente", y "hasta, aun" cuando actúa como preposición: Incluso los hombres participaron; Le gustan los animales e incluso las plantas. "Inclusive" es un adverbio con un significado claro y único: "incluyendo el último objeto nombrado": Debe elegir un número del 1 al 9, ambos inclusive; Desde la época de Felipe III a Carlos III inclusive. Inluido es el participio del verbo incluir y significa "algo que está contenido dentro de otra cosa". Usos incorrectos: *Inclusive mi padre me lo advirtió; *Hay que tirarlos todos, inclusive el blanco.
Múltiple/s. Adjetivo abundante en traducciones técnicas del inglés que está desplazando a adjetivos españoles como varios, diversos, muchos, etc. Su empleo no es erróneo, pero lo cierto es que en español no tenemos por qué restringirnos a este único término. Es normal ver este tipo de frases en manuales de informática: Puede imprimir múltiples copias; El programa acepta múltiples formatos, etc. ¿Alguno de ustedes que está leyendo esto suele decirle, por ejemplo, a un compañero de oficina: "imprímeme múltiples copias"?Además, cuando múltiple se convierte en un elemento compositivo, es decir, en el sufijo multi-, debe formar una palabra en singular con su correspondiente plural: multimillonario/s, multinacional/es. Formas incorrectas: *programa multiusos.
Honesto, honrado y sincero. Los que traducimos material destinado a televisión y teatro lo vemos muy a menudo: *Creo honestamente que no es para ti; *Seré honesta contigo: lo detesto; *Es una mujer honesta; siempre dice lo que piensa. En primer lugar, veamos qué dice el diccionario:
HONESTO, TA. (Del lat. honestus.) 1. adj. Decente o decoroso. 2. Recatado, pudoroso. 3. Razonable, justo. 4. Probo, recto, honrado. 5. Véase estado honesto.
El falso amigo inglés honest nos engaña con frecuencia. Poco tiene que ver ser sincero con ser decente o, por lo menos, ser sincero no es inherente a ser decente. Generalmente, los adjetivos sincero, franco, llano, directo o explícito pueden servirnos para traducir este adjetivo: Para serte sincero...; Te seré franco...; Francamente, no sé qué decir, etc. Respecto a otros contextos, es mejor ver qué dice el diccionario:HONRADO, DA. (Del lat. honoratus.) 1. p. p. de honrar. 2. adj. Que procede con honradez. 3. Ejecutado honrosamente. 4. fig. Véase barba honrada.
HONRADEZ. (De honrado.) 1. f. Rectitud de ánimo, integridad en el obrar.Como puede comprobarse, las definiciones de honrado y honradez coinciden con las de los términos ingleses honest y honesty. Nuestros términos honesto y honestidad, en cambio, se corresponden con modest y modesty.
Pasarse de la raya... inglesa. Este es uno de los errores que encuentro con mayor frecuencia en traducciones de inglés a español. La raya inglesa no existe como tal en español y dado que es una estructura foránea debe traducirse siempre por el equivalente que proceda: punto, coma, dos puntos o punto y coma. Ejemplos: The taste of victory - a fine wine (El sabor de la victoria: un buen vino). En los manuales técnicos también suele aparecer en párrafos en los que se dan instrucciones o describen elementos:Print dialog box - Select the options you want in this box and click OK to print the document.Cuadro de diálogo Imprimir. Elija las opciones que desee y haga clic en Aceptar para imprimir el documento.
Eficaz, eficiente y efectivo. El adjetivo effective es otro falso amigo, que no significa efectivo, sino eficaz o eficiente. Empleamos "eficaz" principalmente para seres inanimados y "eficiente" para seres animados, dado que la eficiencia es una virtud o facultad más propia de seres vivos.
Opcional y optativo. Los traductores de computación/informática principalmente hemos introducido el barbarismo opcional como equivalente de optativo en el habla, cuando no son sinónimos. Curiosamente, como ocurre en tantas otras situaciones del idioma, en distintos sectores se expresan de distinta manera cosas que son idénticas: así, mi hermano ha elegido dos asignaturas optativas (optional subjects), pero la definición de pantalla en Windows es opcional. Asimismo, si mi televisor se estropea, llamaré al Servicio de asistencia técnica, pero si se estropea mi Windows 95, tendré que llamar (al menos aquí en España) al departamento de Soporte técnico de Microsoft Ibérica. Paradójico.